Uno de los atractivos que convierten a la provincia de León en una de las más visitadas del noroeste peninsular es la riqueza natural que esconden sus ríos, sus valles y sus montañas. Especies emblemáticas como el oso pardo o el urogallo son quizá las más significativas, y deberían redoblarse los esfuerzos para garantizar su supervivencia.